Ozempic y Wegovy. Dos nombres de medicamentos prácticamente desconocidos para el gran público —médicos, pacientes y un puñado de avezados financieros que siguen el sector al margen— son los protagonistas de un giro de 180 grados en el rumbo de una empresa (Novo Nordisk) y del sostenimiento económico de un país (Dinamarca) justo cuando los nubarrones económicos acechan de nuevo a una Europa en la que empieza a hacer mella la subida de tipos. La farmacéutica con sede en Copenhague es, desde hace un par de semanas, la compañía más valiosa de Europa, tras superar al gigante francés del lujo LVMH y colarse entre las 20 empresas mayores del mundo. El país nórdico, por su parte, acaba de esquivar la recesión sobre la bocina gracias, en gran medida, a estos dos fármacos contra la obesidad made in Denmark.
Una compañía centenaria
Novo Nordisk cumple este año su centenario. Su origen está en la diabetes. En 1921, el premio Nobel danés August Krogh y su mujer Marie, que padecía esta enfermedad, supieron del descubrimiento de la insulina. August, consciente de los problemas de salud de su esposa, viajó a Canadá y logró el permiso para producir el medicamento en Dinamarca. En 1923, los primeros pacientes del país nórdico fueron tratados con insulina.
Un siglo después, Novo Nordisk es un gigante mundial. Sus ventas en 2022 crecieron un 26% y se situaron en 23.720 millones de euros, mientras que el beneficio operativo escaló un 16% y superó los 10.000 millones. Es una compañía muy rentable, ya que su margen de explotación se sitúa en el 42,3%. Además, reparte (pay out) el 50% de sus ganancias en forma de dividendos.