Lo que Lucía Caridad Torres quiere es que la atiendan, que le ayuden a levantar su casa de tabaco y que le permitan vivir como una campesina. Cuando el 27 de septiembre de 2022 el huracán Ian tocó tierras cubanas, perdió la casa de curar el tabaco en el barrio de Las Barrigonas, en la provincia de Pinar del Río. Desde entonces, no ha podido cosechar más. Ninguna autoridad agraria se ha dispuesto a ofrecer la ayuda que necesita. “Nadie sabe lo que pasamos los que vivimos de la tierra”, dice esta mujer de 62 años. Para cosechar este año, no solo le falta la madera para levantar la casa, sino acceso a los fertilizantes y al combustible. “Habiendo petróleo, sembramos. Con lo que sembramos, criamos cerdos y tendremos la comida producida por nosotros mismos”.
Cuba se adentra en arenas (económicas) movedizas
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